jueves, 18 de septiembre de 2008

Monte VI De Este a Oeste

"Me gustaría que me dijeras cómo hace uno para saber cuál es su lugar. Supongo que me voy a dar cuenta cuando esté en un lugar y no me pueda ir. Supongo que es así", Un lugar en el mundo.


Tan esquiva es la felicidad como accesible. Más posible aún sentirse a medio camino entre el vacío y la plenitud. Sencillo desear una felicidad que se antoja lejana, pero no imposible. Oportuno saber dónde hallarla. Inevitable desearla. Valiente ir a por ella cuando se sabe dónde está.
Una nueva joya que añadir a mi escueto collar de cuentas escribió una vez: La experiencia diaria nos enseña que siempre hay un nuevo reto que sobrepasar y un nuevo sueño por cumplir. Muchas veces pasamos postergando la felicidad por situaciones que casualmente se vuelven permanentes y no nos permiten avanzar... las cosas solamente cambian con acciones y no mirándolas pasar desde la acera del frente.
Y en esas ando, mi urbe austral decadente. Buscándote para no perderte. Preparando la vuelta, algún día. Te escribo para contarte que te extraño a menudo. Para darte las gracias también por todo lo que gratuita e involuntariamente me has dado. Por el regalo de paisajes, pero ante todo, por tu paisanaje deslumbrante, que da color a un invierno de otro modo gris y anodino.
A ti te escribo, mi lugar en el mundo, arrullada por tu recuerdo, que se me hace tan reconfortante como nostálgico. A ti me dirijo, humilde y temblorosa, mirando de reojo hacia el suroeste, envuelta en el calor de las melodías que compuso uno de tus hijos ilustres, abrigada por el olor a salitre, milanesa y garrapiñadas que me acerca a ti. Achicando mentalmente agua del océano que nos separa. Asimilando aún la emoción de tanta calidez, tanta generosidad y tanta amabilidad humanas, acumuladas en tus edificios habaneros o lisboetas. Agradeciéndote una vez más –y las que hagan falta, infinitas- el renacimiento en mí de una fe en el ser humano que agonizaba, víctima de una enfermedad terminal.


Es sólo la primera, pero no será la única vez que te escribo. Porque el enamorado nunca se cansa de dedicar palabras de amor al objeto de sus suspiros. Y porque además, orgulloso y exhibicionista del tesoro que guarda, quiere darlo a conocer al mundo.
No es sencillo, sin embargo, dejar fluir las palabras –y menos elocuentes, y menos acertadas- en la primera carta que una dirige a su amor. El miedo a quedarse corta, a no poder manejar con precisión las palabras para que expresen toda la grandeza de lo sentido, provocan un bloqueo mental que se traduce en torpeza léxica acompañada del titubeo dactilar sobre el teclado, siempre tentado el índice de darle al botón y borrar el texto que, sin duda, no está a la altura del receptor.
Por eso y escudándome en la bendita intertextualidad, voy a apoyarme –sabrás disculparme, seguro- en las palabras de otro de tus hijos ilustres, para apuntarte directamente al corazón y hacer una declaración de intenciones en toda regla. Amada mía, esta es mi declaración de amor. Te recomiendo que la leas en voz alta, a eso del anochecer… mejor a la puesta de sol, junto al Parque Rodó, que empieza ahora a cuajarse de hojas, por fin. O de pie, cerca de la orilla, viendo los barcos pasar, en playa Ramírez. O desde el cerro, si tienes tiempo de tomar el ómnibus. Amada mía, esto es para ti:

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

Palpo, gusto, escucho y veo
tu rostro, tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

Tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

Nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

Sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

Pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

Y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido


Y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía

(Mario Benedetti)

Un habitante de tu vecina orilla me diagnosticó el otro día un serio caso de "rioplatitis". Al poco, sus ojos reflejaron más desconcierto que estupor al comprobar que no había cambiado la hora de mi reloj, teniendo así que sumarle siempre cinco horas al entorno. Yo digo basta, querida mía: no es obsesión ni locura; no es un capricho pasajero ni ofuscación ni rebeldía. No busco en ti un escondite, no busco un lugar donde meter la cabeza bajo el ala. Es sólo amor. Guarden la camisa de fuerzas. Déjenme sentir así de intenso, aunque no alcancen a entenderme. Nunca fue fácil hacerlo. Ahora yo me entiendo, y eso me basta.

Busco el camino de regreso para volver a tu orilla. Será un regreso sin la frente marchita. Ahora sé -cuántas certezas nuevas y descubrimientos gracias a ti- que quiero habitarte como tú me habitas. También sé que es tarea difícil. Sé que tu descendencia te abandona en oleadas cada año, porque no encuentran en ti acomodo y que por eso, es mucho pedir solicitarte un huequecito para esta gashega de espíritu errante. Pero también sé -en ese equilibrio inestable que me mece entre la utopía y el pragmatismo- que no intentarlo es el camino más corto para no conseguirlo. Así que, resérvame un sitio, porque hasta que no me hayas cerrado la última puerta, siempre estaré preparada para volver.



Siempre tuya.

9 comentarios:

Unknown dijo...

Libertad, que post tan conmovedor. La verdad es que lo he leído varias veces, y me ha gustado mucho. También he pensado que a lo mejor es bueno alejarse del terruño para tomarle más cariño, o apreciarle mejor. Excelente la elección de nuestro querido Mario Benedetti.

Te mando un abrazo enorme desde tu querido sur donde ya casi está llegando la primavera.

Unknown dijo...

PD: la anterior he sido yo neptunia, es que no encontré donde poner el link y aparece mi nick de google.

Más besos australes

jorge dijo...

¡¡Que alegria verte de vuelta!!

No te puedes imaginar la de veces que he entrado ha chequear si habias escrito algo y "reader" no me habia avisado.

Tu entrada: maravillosa. Con ese dominio del lenguaje que me trajo hasta ti la primera vez, y que me impidio abandonarte.

La declaracion de amor, fantastica. Te digo seriamente que no necesitabas las excelentes palabras del maestro Benedetti, las tuyas son soberbias y suficientes.

Tengo el palpito que conseguiras tu objetivo y que atravesaras el oceano para trabajar enfrente de B.A. al otro lado del rio de la plata.

Me alegra reencontrarte, y me has llenado los ojos de escritura de la que atrapa. Te sigo, como siempre.

Isabel dijo...

Qué ilusión de reencuentro!!! Qué bueno volver a leerte, se te extrañaba. Qué post tan lleno de luz, de amor, de vida... volvemos a ser, a estar. Besos.
http://senderosintrincados.blogspot.com

MaríaT dijo...

No es locura sino ilusión, sueños, planes... VIDA
Sigue con ello nena. Un gusto haber compartido tu descubrimiento y haberte servido de excusa para llegar hasta esta orilla.
Ni te imaginas la emoción que me llena al pensar en tu pasión por esta diminuta ciudad que me ha servido (a mí sí) de bálsamo y escape, de lugar de huída donde lamer las heridas este año y volver recompuesta.
Millones de besoooooos

Ivanx dijo...

Un placer extraviarme en la intensidad de tus palabras y descubrirme vulnerable en eso que me resultaba demasiado cotidiano.
No dejes que en esa lejanía, que te sabe extraña, se consuma tu presencia e insisto en la frase robada "Prefiero estar loco que cuerdo de remate".

MaríaT dijo...

¡Paredes acariciadas en tu nombre!
Un vez cumplido el encargo te cuento una cosa que iba a ser sopresa pero q tal vez te alegre.
El domingo Iván (que ya ves que tiene blog) y yo comimos en el mercado del puerto y allí estaba el artista. Le conté que habíais conocido a su hijo, que os llevasteis los cuadros y que los extraviasteis con el consiguiente disgusto.
Lo que viene ahora sé que reafirmará esa fe en el ser humano que te ha devuelto esta ciudad: quedé con el buen hombre en volver para llevarme uno de los grandes, de las vistas de la bahía, y me dijo "los de tus amigas corren de mi cuenta".
Besooos

horabaixa dijo...

Hola Libertad,

He visto tu nombre en el blog de Isabel,

Me ha gustado muchisimo leerte. No lo puedes ni imaginar.

Estoy segura de que eres libre, aunque te cueste, aunque les cueste.

Me encantó encontrarte

horabaixa dijo...

Hola Libertad,

Ya está tu comentario en mi blog.
Perdona, pero no aparece de inmediato, lo tengo que autorizar.

Te diré además que si que he encontrado algún blog en el que hay algo que lo hace especial. El tuyo es uno de ellos. No acostumbro a dejar comentarios si lo que leo no me llega.

Muchisismas gracias.